Hoy, 28 de mayo, se celebra el Día Mundial de la Higiene Menstrual. En Kariatide hablamos de la importancia de romper los tabúes que existen sobre la menstruación y de la necesidad de una educación menstrual de calidad
En el último episodio de Patriahorcado hablamos con Paloma Alma, fundadora de Cyclo – menstruación sostenible, sobre lo que implica que la menstruación sea un tema tabú.
Todas podemos decir en alto que “tenemos la regla” y no pasa nada. Pero que se pueda hablar tranquilamente de ello no implica que la menstruación no siga siendo un tema tabú. ¿Por qué? A pesar de que pasamos una media de 38 años menstruando, conocemos muy poco cómo funciona nuestro ciclo, ya que no hay una educación menstrual real.
Para empezar, cada vez que vemos un anuncio sobre productos de higiene menstrual, la “sangre” siempre es un líquido azul y las mujeres aparecen haciendo saltos y piruetas. Para continuar, existen una serie de mitos que muchas veces utilizamos a la ligera y que son muy perjudiciales. Por ejemplo, cuando asumimos que el dolor o las infecciones son normales.
Si hablamos de higiene menstrual, es imprescindible hablar de menstruación sostenible. Los productos que utilizamos normalmente, tampones y compresas desechables, están compuestos por plásticos y químicos que nos producen irritaciones y no son respetuosos con nuestro cuerpo y nuestra menstruación. Además, son tremendamente contaminantes.
¿Qué opciones tenemos? Podemos optar por una serie de productos mucho más ecológicos que además respetan nuestro cuerpo. Desde la famosa copa menstrual a las compresas de tela o las bragas especiales. Es importante adquirir conciencia acerca de esto. Hacerlo sólo implica ventajas. Mayor comodidad, menos contaminación y un coste mucho más barato.
Se calcula que las mujeres gastarán de media unos 16.000 euros en productos menstruales durante toda su vida. Hablamos de compresas y tampones desechables (con su correspondiente tasa rosa), de medicamentos para el dolor, de ropa interior nueva…
Pero hablando de menstruación resulta imposible centrarnos en cómo la vivimos sólo algunas de nosotras. Hay países en los que menstruar implica un verdadero infierno. Ya sea por la falta de información, la existencia de algunas creencias y prácticas tremendamente crueles o el escaso acceso a productos de higiene menstrual.
Podemos, incluso, hablar de pobreza menstrual. ¿Qué implica este término? La pobreza menstrual tiene que ver con la falta de acceso a productos básicos de higiene, a la dificultad de uso de instalaciones de aseo o a la tremenda desinformación a la que se enfrentan muchas mujeres.
Muchas niñas dejan de ir al colegio mientras menstrúan por vergüenza. En países como Nepal, las mujeres son obligadas a confinarse durante los días del periodo. En Japón, se considera que la regla desvía el gusto de las mujeres y por tanto no se les permite acceder, por ejemplo, al puesto de chef de sushi
Miles de mujeres se enfrentan al estigma de la menstruación alrededor del mundo todos los días. Miles de mujeres viven algo tan natural como tener la regla, con vergüenza y humillación. Hacer que las mujeres puedan menstruar de manera segura es, sin duda, una cuestión de derechos humanos.
¿Qué hacemos entonces para acabar con el tabú y para asegurarnos de que todas vivimos una menstruación segura y respetuosa? Educación menstrual. Debemos abogar por ella e interesarnos por conocer cómo funciona nuestro ciclo y cómo podemos vivir nuestra menstruación de manera mucho más sana.
¿Y para acabar con el estigma y las prácticas que dañan a las mujeres mientras menstrúan en ciertos países? Seguir trabajando todos los días por informar y por acabar con todas esas ideas falsas. Seguir intentando mirar siempre más allá y no sólo lo que ocurre en nuestro entorno para poder hacer más sencilla la vida de todas.